Estos días han sido un sube y baja de emociones. Los contrastes de la vida se han hecho presentes y en cierta forma me han descolocado de la comodidad de la estabilidad; la muerte muy probable de mi tío, el nacimiento de mi sobrino (o sobrina), el enamoramiento, el desamor, el conflicto, la reconciliación, etc. Y dentro del caos de emociones y estados de ánimo deseo escribir sobre los abrazos.
De las cosas que mas me han costado al dejar México ha sido la falta de contacto corporal entre las personas, en especial los abrazos. Recuerdo que antes de partir de mi país, cada día recibía y daba entre 1 y 2 docenas de abrazos al día. Con mi jefe, la gente que trabajaba conmigo, con alumnos, amigos, etc, sin importar si eran mujeres u hombres, jóvenes o viejos, personas que hace tiempo no veía o acaba de ver, en fin sin distinciones. Y ahora en Barcelona, en promedio doy y recibo un promedio de 2 abrazos al día. Es algo que hecho en falta, y a lo que he comenzado a poner remedio.
Y leyendo el otro día un libro sobre crecimiento personal basado en la psicoterapia ericksoniana me encontré con un párrafo que hablaba de los abrazos. En el se mencionaba que la Psicoterapeuta Virginia Satir recomendaba 4 abrazos al día para sobrevivir, 8 para el mantenimiento emocional y 12 para crecer emocionalmente.
La verdad es que ahora entiendo mi inestabilidad emocional, así que cada vez que siento confianza y puedo, pido un abrazo. Total, cada abrazo no pedido es un abrazo perdido.
Un abrazo para todos que aunque sea cibernético espero nos ayude a crecer emocionalmente.
Efraín
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