jueves, 11 de febrero de 2010

Fragmento

.... Sin embargo, al que más le temo no es al grupo de los que llevan la placa de metal numerada sobre el pecho ni al de los encubiertos que redactan informes, sino al policía coercitivo que todos llevamos dentro. Ese que suena el silbato del miedo para advertirnos que no nos atrevamos y que sacude las esposas de la indiferencia cada vez que se nos acumulan las críticas o las opiniones. Ha pasado por la Academia de la autocensura y es un soldado diestro en señalarnos los caminos que no nos traigan dificultades. Su código penal tiene si acaso un par de breves artículos: 1ro. “No te metas en problemas“ y 2do. “Lo que tú hagas no va a cambiar nada”. Si nos levantamos un día con ganas de acallar el golpeteo de sus botas dentro de nuestra cabeza, entonces nos recuerda las rejas, los tribunales, la frialdad de una prisión de provincia. No necesita levantar la porra contra nuestras costillas, pues sabe tocar los resortes del miedo y ejecutar las llaves de kárate que dejan nuestro cuerpo adolorido por anticipado, inmovilizado, ante la frase de “Quédate tranquilo, es mejor esperar”.

De: “Ángeles de la guarda”
Por: Yoani Sánchez
Generación Y

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